En nuestro planeta tenemos recursos económicos, culturales y espirituales suficientes para construir un orden mundial donde podamos vivir todos pacíficamente; pero debido a una serie de tensiones étnicas, políticas, culturales y religiosas, hacen imposible que se consiga. Para ello, es necesario una ética mundial que contenga una serie de valores vinculantes, criterios inamovibles y actitudes básicas personales.
Partiendo de que todos tenemos una dignidad inviolable e inalienable, los seres humanos debemos respetar esa dignidad. Las personas deben ser consideradas siempre como un fin y no como un medio; por ello se impone la Regla de Oro, que dice "Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti".
Las diferentes religiones han aportado distintas "éticas" a nuestro mundo a lo largo de los años como libertad en un mundo lleno de opresiones, justicia, gratitud en un mundo donde importa más el negocio que las propias personas, compasión en un mundo marcado por el sufrimiento y el dolor, hospitalidad para los extranjeros, refugiados, sin-papeles etc... solidaridad, una ética fraterno-social en un mundo donde predomina la discriminación y la violencia, la paz y la vida.
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